martes, 21 de octubre de 2008

Arquero volante

Iban diez minutos del segundo tiempo, ingresaba Emiliano Sosa con la 14, por el 9 Nicolás Ferrero. Era un cambio para darle aire fresco a la delantera, el Curu ya ganaba el partido, solo quedaba aguantar, y en alguna jugada sellar el resultado.
La participación del recién ingresado era aceptable, normal, se asoció en algunas jugadas con otro ingresado, Coelho, y por pocos centímetros no marcaron el segundo.
Tiro libre para el local, el cronometro marcaba los 31, el ejecutante pide barrera, y mientras esta se formaba, juega rápido, asistiendo a un naranja, que cuando estaba por rematar al gol recibe una infracción de Juan Priario, quien desesperado salía a cortar la jugada, cuando todavía todo el visitante recién se disponía a defender el libre. Todo el Curuzú se quejó, protestó, y con razón, por que no negaban que la jugada fuera penal, sino que reclamaban que el tiro libre no podía hacerse rápido, ya que A.D.I.P había solicitado barrera. Haciendo oídos sordos al reclamo visitante, y vista gorda al reglamento, el arbitro Pereyra no solo pitó penal, si no que además amonestó a Priario, llegando el debutante arquero a la segunda amarilla (la anterior recibida en el primer tiempo por protestar), de manera que acto seguido vio la roja. Instantáneamente Juan se agachó, se tomó la cabeza. No lo podía creer, estaba siendo expulsado, él, el arquero, y para echar más leña al fuego, el Curu ya había realizado los tres cambios.
La situación era la peor, si bien estaban a esta altura los dos con diez jugadores, A.D.I.P contaba con un penal para empatar, y enfrente tendría durante 15 minutos a un equipo sin arquero, con todo a favor para remontar el clásico.
Resignado, sin creer lo que le tocaba vivir, el portugués reaccionó como pudo. Había un penal en contra y ningún arquero. Vale destacar que el Kily Márquez, lateral derecho del equipo se ofreció de motus propio a atajar el penal, se arriesgaba a pasar el papelón de cumplir una función que no era la suya, y recibir muchos goles, pero el amor por la rojiverde pudo más y se puso el buzo. No se sabe quien, pero alguna voz, dijo que el arco lo ocupara Sosa. Quizás por que su altura era mayor a la de Márquez, o más probablemente por que en las practicas siempre atajaba informalmente. La cuestión fue que el Kily dejó la camiseta negra y se la entrego a Emiliano. La primera reacción del delantero al ponerse el buzo negro, fue darse cuenta que este pesaba más. Era la responsabilidad. Cargaba en su nueva vestimenta y guantes, toda la presión de evitar la caída del puntero.
Dando saltos sobre la línea, y moviendo los brazos, Sosa se dispuso a atajar, casi como supiera. El pateador naranja por su parte, tomó carrera y con potencia ejecutó el penal a su izquierda, la derecha de Sosa, que; adivinando, de casualidad o por accidente, atajó el penal con alguna parte de su cuerpo, no se sabe bien con que, pero lo atajó. El rebote cortó que dio fue despejado inmediatamente por un defensor del Curu al corner. Inmediatamente en un grito de guerra y alegría Emiliano se levantó del piso, para luego ser abrazado por un grupo de jugadores rojiverdes que lo rodeó y felicitó, dándole aún más confianza y agradeciéndole su espectacular tapada. De esta manera, motivadísimo por su acción digna del Pato Fillol, el delantero devenido en arquero, al siguiente centro, salió envalentonado con los puños y lo despejó sin dudar.
Ya estaba totalmente acentado en su puesto, con solo atajar otro centro perdido que llegó al área, culminó su tarea. Y es que gracias a la ayuda de todos sus compañeros A.D.I.P no pateó más al arco.
Finalmente sufrida, merecida y digna, así fue la victoria del Curu, quien bajo el estandarte de la heroica acción de Sosa, ganó en Gonnet, y se mantiene en los más alto de la tabla.
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Ignacio Gordillo Fernández

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